Enfermeras en África: “De Etiopía vuelvo con la mente más abierta”, afirma Isabel Tapias

30/01/2023

Hablamos con la enfermera Isabel Tapias, que viajó a Etiopía con la Fundación Clavel el pasado mes de noviembre. Nos ofrece una perspectiva muy cercana de la misión, haciendo un balance entre los aprendizajes adquiridos y todo lo que aún queda por mejorar. 

Esta ha sido la primera misión con la Fundación Clavel de Isabel Tapias, pero no la única vez que ha trabajado fuera de España como voluntaria, pues durante sus estudios estuvo un mes y medio en Nicaragua, donde ya vivió muchas experiencias que la preparaban también para lo que podía encontrarse en esta misión. Aun con ello, siempre hay situaciones que siguen sorprendiendo por el contraste con la sanidad en nuestro país. 

¿Cómo conociste a la Fundación Clavel?

Supe de esta misión por una compañera que ya había estado dos veces con la Fundación Clavel. Gracias a ella ya sabía un poco cómo funcionaba, qué tipo de intervenciones se hacían y pude prepararme el instrumental quirúrgico, porque yo no había hecho neurocirugía, aunque hay similitudes con otorrino.

¿Cuál fue tu impresión al llegar a Etiopía?

Hubo varias cosas que me impactaron. El hospital por fuera es nuevo y no parece que haya tanta diferencia con uno de aquí, pero al entrar te das cuenta de que no. Hay mucha suciedad, está vacío. Creo que es un tema cultural, no se realiza un buen mantenimiento. Si conseguimos demostrarles que cuidar las cosas significa que duren más, ganaríamos mucho. 

¿Qué te llamó la atención en el área de enfermería?

En relación con la mesa de instrumental, mientras que ellos solo disponen de una mesa pequeña en la que tiene que caber todo, aquí disponemos de tres mesas en quirófano. Eso hace que por la falta de espacio vayan cogiendo material de fuera, de dentro...

Por otro lado, en un quirófano se tiende a pensar que quien instrumenta es quien más sabe y en el fondo no es cierto. Quien domina es quien circula, el que está alrededor, porque conoce la cirugía y puede ir programando con antelación o puede improvisar si es necesario. Pero en Etiopía, si yo instrumentaba el resto de personal sanitario abandonaba el quirófano porque no han entendido el valor del trabajo del enfermero circulante y no le dan importancia. 

¿Y qué es lo que más te gustó?

Una de las cosas que más me gustó es el concepto de que allí no hay problemas, lo que pueda ocurrir es una adversidad. Por ejemplo, si hay que operar y se quedan sin cera de hueso, se preguntan cómo hacerlo, buscan soluciones. Buscan la forma de hacer las cosas, no se lamentan, encuentran alternativas.

El neurocirujano que nos acompañó me comentaba que cuando regresaba de una misión se atrevía a hacer más cosas, porque volvía con la mente abierta, pensando “no hay un problema, hay una solución”. Y es verdad, a mí me ha pasado también, he vuelto con la mente más abierta. La mente te cambia en ese aspecto, y aprendes a ver posibilidades.  

Quizá lo ideal sería poder combinar esa capacidad de búsqueda de soluciones con una mejora en la organización y la planificación, ¿no?

Sí, el problema es que en su concepción del tiempo solo existe el ahora. Hasta que no se consiga cambiar esta mentalidad, no será posible mejorar la planificación.

A modo de ejemplo, en la mejora de la limpieza habría que hacer muchos cambios. Dentro de la UCI detectamos la presencia de moscas, por lo que les propusimos poner mosquiteras en las ventanas, ante lo que nos respondieron  “this is Africa”. Mi reacción fue ponerles en la piel del paciente, diciéndoles, “imagina que no puedes mover las piernas, como el paciente”  haciéndoles cosquillas. Así, lo entendieron.

¿Qué cambios sencillos crees que se podrían aplicar?

Actualmente en las camillas tienen tres cestas, en una se encuentra la medicación, en otra que está debajo depositan los residuos orgánicos del paciente y en otra agujas, etc. Con la disposición actual se puede contaminar.  

Otro cambio se podría hacer con respecto a la nutrición enteral. En nuestro país se utilizan packs provenientes de farmacia. En Etiopía no se dispone de estos packs y se preparan con lo que trae la familia: zumo, leche, huevos. El problema es que a veces dejan el preparado sobre la ventana, al sol, donde podrían proliferar bacterias. 

Otra modificación podría ser cambiar la pastilla de jabón para el lavado de manos en quirófano por un bote dispensador, ya que la pastilla es manipulada por todos.

Con estos pequeños cambios se podrían evitar muchas complicaciones o infecciones.  

¿Y respecto al trato al paciente?

En general al paciente le falta información. No se le explica ni a él ni a sus familiares lo que se le va a hacer o si le va a doler. Si tienen que extraerle una gasa se la retiran, no avisan, como sí hacemos aquí.  

Sin embargo, el trato a los pacientes mayores es mucho mejor que aquí.  Son más cariñosos con ellos, los acarician. Hay mayor contacto físico, lo que es una forma de transmitirles “no estáis solos”.  Aquí no se da esa cercanía. 

¿Qué te llamó la atención sobre la falta de recursos?

Llama la atención que las condiciones de los pacientes en el hospital son mucho peores. A mi llegada me preguntaba por qué algunos pacientes disponían de sábanas y otros no. Era porque las llevaba la familia y si no disponían de ellas  permanecían en el hospital sin taparse. Por otra parte, de algunas habitaciones emanaba un fuerte hedor y de otras olor a incienso, porque en esta últimas los familiares procuraban que la habitación oliesen bien. El humo no tiene ningún sentido, pero lo hacían de buena fe. Todo eso choca bastante. 

¿Algún caso llamativo?

Durante la misión me sorprendieron tumores cerebrales que yo no había visto aquí. También la cantidad de bebés y niños que hay con espina bífida y lo bien que se recuperan tras ser intervenidos.

Finalmente, me impresionó el caso de una mujer que debido a un tumor llegó con alteraciones en el comportamiento y pérdida de movilidad de toda la parte izquierda de la cara y de las extremidades. Cuatro horas después de haberla intervenido y de haberle extraído el tumor nos la encontramos de pie, sonriendo. Tan solo en cuatro horas. Me pareció asombroso y pensé: “ qué bien que podamos venir y hacer esto”.  Se puede cambiar la vida de una persona en poco tiempo, mejorándola, con este tipo de intervenciones. En este sentido, te sientes muy bien. 


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